lunes, 1 de noviembre de 2010

Tal vez no quiera un abrigo


Tal vez con los años, ganemos experiencia, crezcamos en conocimientos, adquiramos más posesiones… y sin embargo, nos dejamos ilusiones en el camino, se nos evapora la frescura...(que en definitiva, es la que verdaderamente nos aporta juventud); tratar de evitar que cada vivencia pasada reste la ilusión de lo nuevo y sorpresa por lo venidero, sin mirar en nuestra "mochila", es tarea difícil y sin embargo a la vez reconfortante. Cierto es que la voz de la experiencia, tiende a evitar caer en los mismos errores, pero a veces, también impide que la capa de delirio que va intrínsecamente unida a ese momento, a esa historia por descubrir, aflore libremente llenando nuestro espíritu de ese frescor…Tal vez por eso, cuando vienen a la memoria tiempos pasados, es más fácil recordar la locura descontrolada de los primeros momentos, de las primeras sensaciones y sentimientos, de lo desconocido… que el dolor apagado y marchito de aquello que nos provocó sufrimiento y angustia y que hemos terminado por olvidar o al menos no recordar. Tal vez tengamos que quitarnos el abrigo de vivencias para quedarnos desnudos ante el futuro que hecho presente nos llega, para el presente que hay que vivir renovados…, lejos del pasado, que ya sea positiva o negativamente, cuadricula el momento e invade de condicionantes la experiencia que nos toca vivir hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario