domingo, 30 de enero de 2011

Esos locos que corren


Simplemente maravilloso... un himno a las ilusiones, a los sentimientos comunes de todos los "tarados" del running.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Cerramos 2010

Cerramos año, y con 2010…

se van muchos sueños realizados…
…la celebración compartida del deseo de David y mío de caminar juntitos en la vida…
…una maratón…la noticia de la próxima venida de Alba…


de muchas alegrías en común…
…el nacimiento de mi ahijadito Pedro
…la ilusión de ver cómo dos amigas se casan,
…o la de estrenar un cochecito nuevo…
…la de saber lo que es tu propia despedida de soltera!!


de alegrarme de ver y saber…
cómo el amor llega a la vida de algunas amigas…
de cómo el milagro de la Vida crece en el interior de otras…
…de las nuevas personitas que llegan al mundo…
de cómo otros se compran casa…
…y comparten un nuevo proyecto…


de disfrutar de un viaje soñado,
de una comida de familia,
de unas cañas entre amigos…
y de unas carreritas por donde se tercie...


Y aunque la vida tiene siempre un contrapunto…
…y también las lágrimas y los malos momentos han dejado marca en año…


al hacer balance siento, que 2010 ha sido un año lindo, un año…en definitiva…, de VIVENCIAS…porque precisamente, lo que merece la pena, es eso…lo que vives…grande o pequeño, difícil o accesible…


cada uno con nuestros sueños, proyectos e ilusiones, compartidos o íntimos…


Aquello que te hacer saber que estás vivo y aquellos que te hacen sentir y saber que vida, sólo con vivirla, ya es bella…pero si encima puedes disfrutarla con gente como vosotros, entonces es tremendamente bella…


Gracias a ti David, por el día a día, y por ser lo que eres para mi.


Gracias a vosotros familia, por lo incondicional de vuestro amor, mejor dicho AMOR.


Gracias a vosotros amigos, por siempre saber dar la dosis de aliño que hace que todo sepa más rico.




Feliz 2011

viernes, 19 de noviembre de 2010

Behobia-San Sebastián


Llevábamos desde junio con la inscripción hecha y unos meses más con la idea rondando las cabecitas...y por fin el domingo supimos lo que era ponerse en la línea de salida esta mítica carrera, de la que llevábamos (sobre todo las últimas) semanas hablando...

Que si habíamos entrenado poco, que si no teníamos donde alojarnos (gracias Bea y Javi por encargaros de buscar esa peazo de casa rural), que si me tuerzo el tobillo corriendo...lo que sabiamos es que ganas no nos iban a faltar los 20 km. que separan la distancia entre Behobia y San Sebastian, y que ya fuera con un tiempo mejor o peor cruzaríamos la linea de meta.

El viernes, tras una llegada escalonada por fin estabamos todos...y para celebrar que ya estabamos juntos por tierras vascas unas cervecitas y unos cubatitas (que deportistas seremos, pero amantes de la buena vida y un tanto juerguistas también), sólo que esta vez tampoco se nos podía ir de las manos...y así, entre risas, charlas y debates de madrugada... se fue la noche del viernes.

El sábado amaneció un día claro y caluroso para esta época del año, y más en el norte de España...el paisaje era relajante y bello, y los colores del otoño se tornaban intensos por los rayos de una mañana soleada, expectacular para relajarnos y disfrutar de un paseo y de los peques que no acompañaban en el viaje. Así, entre canciones infantiles de siempre, una rápida visita por Irún y la compra de algunas provisiones para la cena de la noche transcurrió la mañana, que dió paso a una buena carga de reservas para lo que nos esperaba para el día siguiente. Y como no podía ser de otra manera, todos juntos, alrededor de una buena mesa y buenas viandas, nuestros paladares hicieron cuenta de la buena cocina vasca acompañada de una sidra, que como diría Jose...era combustible para el día siguiente.

Por la tarde, viaje a Donosti, pues en el Kursaal nos esperaba la feria del corredor, y qué feria. Nivelón! buen ambiente, mucha gente y más que una carrera aquello parecía la previa de un maratón...lo que dejaba entrever que el nivel de la carrera del dia siguente no iba a estar nada, pero que nada mal. Después, paseito por las calles de San Sebastián, llenas de gente...pues si bien era sábado y eso también contribuía..., los más de 20.000 corredores inscritos, muchos (como nosotros) llegados de fuera junto con sus amigos y familia...daban un ambiente todavía más festivo a la ciudad.

Por la noche, y como dicen los expertos, revistas, foros y entendidillos de la materia: La cena de la pasta y una cervecita, para llenar los depósitos y relajar los nervios, unas risas...y a dormir!! que lo mejor estaba por llegar.

De madrugada, las nubosidad fue en aumento, el aire tomaba tintes de vendaval y la lluvia empezó a caer...

La mañana del domingo a las 9 estábamos en pie y el cielo encapotado con temperaturas mucho más frescas que el día de antes...Reconozco que me hizo ilusión ver el día así: lo primero, porque corro mejor con días nublados e incluso con algo de lluvia; y lo segundo porque no me podía imaginar esta carrera con sol y calor.

El desayuno...cada uno lo que mejor le suele caer y lo que la manías que cada uno tenemos nos hacen comer antes de una carrera (cereales con leche, plátanos, tostadas...). La indumentaria...yo me dejé llevar por la bajada termica (y luego me pasaría factura...), los ánimos...a tope!!!

David y Alex nos acercaron desde la casa hasta Behobia y ya el ambientazo empezaba a sentirse...quedaba media hora para que dieran el pistoletazo de salida y miles de corredores nos ibamos acercando hacia nuestros cajones, claramente delimitados y bien señalizados (olé por la organización!). Por el camino nos encontramos con Gómez Noia (qué campeón!!) y en pocos minutos estábamos incorporándonos al grupo 8, que era nuestro grupo de salida y que tenía asignado el objetivo de realizar la carrera en 1:40; un tiempo algo ambicioso para mí, teniendo en cuenta que mi mejor media la tengo en 1:51, pero bueno...de ilusión también se vive (pensé yo).

Y ya está, a las 11:22 nos dieron nuestra salida parcial, entre confeti y música, y 1 minuto después ya estaba lloviendo...una lluvia que nos acompañó todo el trayecto...

La emoción me pudo y salí más fuerte de lo habitual...si bien supe darme cuenta a tiempo porque quiza el hecho de que llevara ropa que daba más abrigo del necesario y un ritmo por encima del que tenía que llevar hicieron que rápidamente las pulsaciones se dispararan...flojé y rápidamente vi como José y Javi me alcanzaban, José me sobrepasó y tiró...y Javi y yo fuimos, a ratos él, a ratos yo, tirando el uno del otro.

En el km. 6 empezaba lo bueno...una subidita de más de 2 km. que de no ser por un público, que a pesar de la lluvia, el viento y frío, no dejaba de animar, se hizo algo dura, aunque mejor de lo que habíamos visto en el perfil altrimétrico el día de antes...Por fin el llaneo, y la bajada...recuerdo un heavy con la bandera pirata subido en lo alto dando ánimos...

Y es que ánimos, aplausos, gente arropándote...era lo que no faltó en algún momento...por eso aunque la lluvia no cesaba y las piernas empezaban a sentir el cansancio del sube y baja constante...también sentimos unas ganas de correr que nos hizo cruzar juntos el km. 10. Después José dejó claro quien marcaba el ritmo allí, y con elegancia y sencillez, lo vimos desaparecer entre la multitud...y allí estábamos Javi y yo otra vez...pero cuando él me sobrepasó, empecé a pensar que allí atrás me quedaba yo irremediablemente...luego no tengo muy claro si porque quiso o porque quise volvimos a igualar más o menos los ritmos...pero aún quedaba lo peor...

En el km. 16, llegando a San Sebastián empezaba un buen tramo de 1 km. con una buena pendiente...el público se agolpaba, a partir de ese punto...recuerdo una gasolinera, muchas voces, el dolor de las manos heladas de frío por la humedad de la lluvia, y como si las piernas se quedaran ancladas al suelo en cada zancada...recuerdo algo que me abstrajo de aquel sufrimiento...era la voz de una chica que gritaba mi nombre (impreso en el dorsal)...y una inyección de ánimo recorrió mis doloridas piernas. En ese punto Javi y yo nos pusimos a la misma altura...las cuestas terminaron y por fin parecía que empezaba el tramo final...la ropa empeza a pesar de la cantidad de agua que llevaba encima...al igual que las zapatillas...pero ya estaba hecho...ya se veía el Kursaal...

Supongo que esto mismo o algo similar debió pensar César cuando llegó a aquel punto de la carrera...porque algo parecido pensamos todos los corredores cuando se acerca el último kilómetro: un último apretón y esa sensación tan grande que te inunda cuando cruzas la línea de meta...sólo que César, se quedó a ese kilómetro de la meta...

Cuando pasamos a su lado, algo nos hizo pensar que no era sólo un desvanecimiento. A pesar de ser una persona anónima para nosotros, una sensación de angustia y miedo te inunda cuando ves a tu lado una persona en el suelo y que no parece reaccionar...la imagen se paraliza en la retira y tus piernas flojan el ritmo...vuelves la cabeza y piensas... que no sea nada...y luego se te apodera una sensación de miedo e intranquilidad, y por lo menos a mi, se me quitaron las ganas de apretar en el último kilómetro...Era un chico joven, corredor y que conocía bien la carrera...pero su corazón le falló en el último momento...

El último kilómetro fue por tanto algo más tranquilo, llevaba bastante esfuerzo realizado y con la multitud que llegaba a la vez, era bastante absurdo tratar de realizar un sprint apoteósico, más si cabe después de lo presenciado...Cruzamos el primer arco, torcimos a la izquierda y la crono del final ya se veía...nos dimos la mano y levantamos los brazos...Ahora sí que estaba hecho, pisamos la alfombra, paramos el crono que marcaba 1:40:55, aplaudimos... y allí, en el lado derecho estaba José, que llevaba algo más de tres minutos esperándonos y levantaba los brazos para recibirnos...Sonaba creo "I will survive" y nos dimos los tres un abrazo mientras saltábamos locos de alegria por la emoción de la llegada y por la emoción de lo recorrido, por la meta alcanzada y por lo que habíamos sufrido...

Ha sido la primera vez que veo cómo la muerte sorprende sin más a una persona a mi lado...Ha sido nuestra primera carrera juntos fuera de Madrid, y espero que no la última....Ha sido nuestro primer viaje en común...Han sido, salvando la fatalidad de que en ocasiones tiene la vida, dos días que me han permitido vivir una experiencia preciosa...así que gracias a las 9 personas con las que he compartido estas sensaciones y vivencias, de las que espero poder seguir hablando y escribiendo mucho tiempo.


"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante" (Paulo Coelho).

lunes, 1 de noviembre de 2010

La vie en Rose

Una ciudad: París
Una fecha: 10 de abril de 2011
Una nueva ilusión: mi segundo maratón.

Tal vez no quiera un abrigo


Tal vez con los años, ganemos experiencia, crezcamos en conocimientos, adquiramos más posesiones… y sin embargo, nos dejamos ilusiones en el camino, se nos evapora la frescura...(que en definitiva, es la que verdaderamente nos aporta juventud); tratar de evitar que cada vivencia pasada reste la ilusión de lo nuevo y sorpresa por lo venidero, sin mirar en nuestra "mochila", es tarea difícil y sin embargo a la vez reconfortante. Cierto es que la voz de la experiencia, tiende a evitar caer en los mismos errores, pero a veces, también impide que la capa de delirio que va intrínsecamente unida a ese momento, a esa historia por descubrir, aflore libremente llenando nuestro espíritu de ese frescor…Tal vez por eso, cuando vienen a la memoria tiempos pasados, es más fácil recordar la locura descontrolada de los primeros momentos, de las primeras sensaciones y sentimientos, de lo desconocido… que el dolor apagado y marchito de aquello que nos provocó sufrimiento y angustia y que hemos terminado por olvidar o al menos no recordar. Tal vez tengamos que quitarnos el abrigo de vivencias para quedarnos desnudos ante el futuro que hecho presente nos llega, para el presente que hay que vivir renovados…, lejos del pasado, que ya sea positiva o negativamente, cuadricula el momento e invade de condicionantes la experiencia que nos toca vivir hoy.

miércoles, 13 de octubre de 2010

No me importa llegar tarde, me duele llegar solo...


Esta frase, escrita bajo un calendario que me regaló mi padre, estuvo mucho tiempo pegada en la pared de mi habitación, y muchas veces la he leído, otras pocas he pensado sobre su significado y otras tantas se me ha llegado a olvidar su verdadero sentido.


El cambio de casa hizo que dejara de tenerla tan presente y casi caer "en parte" en el olvido, pero ayer mientras salía a correr y tras una charla con un buen amigo, volví a pensar sobre tres grandes claves que encuentro en esta frase: la soledad, la importancia que le damos a las cosas, y la relatividad del tiempo.


De entrada, por el hecho de ser seres sociales en mayor o menor medida apreciamos, valoramos y desamos la vida en común, compartiendo mi yo con el tuyo, con el yo del grupo, sintiendo nuestra identidad respaldada cuando nos sentimos integrantes de un grupo de amigos, de una familia o de una pareja. Pero todo tiene una contraparte y en el contrapunto del enriquecimiento personal que recibimos al ser, o al menos al sentirnos parte de un colectivo, está la parte de nosotros que cedemos, que regalamos o hasta en algunos casos (los peores) perdemos o nos dejamos arrancar, en favor de los integrantes del grupo, de nuestra familia o de nuestra pareja. En ocasiones, el temor a la soledad (que bien entendida ni es mala, ni hay que temer) nos arroja a abismos de pérdida de identidad, a grandes desequilibrios entre lo aportado y lo recibido llenando al individuo de nuevos temores e inseguridades mayores que el propio temor a la soledad. En otras ocasiones sucede lo contrario, la fuerte individualidad de quien desea ser parte de un colectivo se enfrenta con las demandas que llegan del grupo, y nos sentimos axfisiados, deseosos de huir por donde hemos venido, temiendo perder nuestra identidad en favor de la pareja, de la familia...Por eso encontrar el equilibrio no es fácil, incluso tal vez algunos nos pasemos la vida buscando y aún habiéndolo encontrado seguimos creyendo que no lo tenemos, iniciando constantes búsquedas que nos alejen de la soledad y a la vez nos permitan estar solos.


En cuanto a la importancia que damos a las cosas, en innumerables ocasiones, nos encontramos en la vida con circunstancias que dependiendo de quien las vive, cómo las vive o en qué momento de la vida toman una dimensión completamente distinta. ¿Cuantas veces el tiempo nos ha terminado haciéndonos reir de una situación que en su día veiamos como crítica, dolorosa e incluso insuperable? Todos somos capaces de recordar tras una breve reflexión este tipo de vivencias, que si bien tomaron una gran importancia (y la tuvieron) en una etapa de nuestras vidas, con el tiempo han perdido intensidad, importancia y en algunos casos hasta han llegado a caer en el olvido. Cuesta desdramatizar lo que nos hace daño, duele enfrentarse objetivamente a lo que sentimos y sentimos en muchas ocasiones que no vamos a poder asumir el riesgo o perdonarnos o perdonar al otro, pero olvidamos que el tiempo es el arma más valiosa para relativizar la realidad y sus dimensiones.
Y precisamente porque contamos con el tiempo, es sólo cuestión de aprehender a utilizarlo, a hacerlo nuestro aliado y lejos de enfrentarnos al dolor que puede causar su sello más cruel, la fugacidad, tenemos la responsabilidad de saber que no llegamos tarde en los sentimientos, en las promesas, en los retos, en los encuentros y en los desencuentros, pero sobre todo en lo que nunca debemos llegar tarde es en los sueños...porque en la capacidad de soñar es donde podemos estar acompañados en nuestra soledad e incluso reirnos de ello.

lunes, 17 de mayo de 2010

Entrenando y estrenando


Tal vez, cuando alcanzamos una cima, terminamos una carrera, superamos una oposición, logramos un ascenso, llegan unas ansiadas vacaciones, superamos un examen o finalizamos un proyecto... termina con todo ello una etapa de nuestra vida, o mejor dicho, se inicia un proceso de retorno, que en ocasiones (en mi por lo menos) genera una sensación de vacío-tristeza que me ha acompañado siempre en estas ocasiones, en este intermedio entre la despedida y el saludo, entre lo que termina y lo que empieza. Tal vez, el apego a loviejoconocido y el miedo a lonuevopordescubrir; tal vez, la visión romántica de lo pasado, que ensalzan en nuestra mente lo mejor de lo acontecido y nubla las dificultades con las que nos hemos ido encontrando, es lo que dificulta este proceso…que como proceso que es, termina por desembocar en un nuevo proyecto para volver a subir y nuevamente volver a bajar. Llevaba varios días en esta situación de “en tierra de nadie” relamiendo aún las mieles de la maratón, demorando el descenso y demorando levantar la vista en busca de nuevos horizontes y de nuevas ilusiones. Sin embargo, ayer que estrenaba edad y que también estrenaba zapatillas de correr me di cuenta que ya había iniciado el camino de vuelta; y además, creo, que mientras corría, también encontré una nueva ruta, un nuevo plan de entrenamiento..., que aunque no tengo muy claro hacia donde se dirige, sé seguro que conduce hacia algún interesante lugar.